Cada libro que leí, me enseñó algo, me rescató del aburrimiento, me ayudó en el momento justo, me acompañó cuando estaba triste, me hizo pensar, me llevó a lugares inesperados o me hizo reir en voz alta en momentos inoportunos.

Cada vez que mis hijos me dijeron el tan temido: "Ma, estoy aburrido" contesté: "el que sabe leer no se aburre jamás". Hasta en eso me ayudaron los libros, no se si les fomenté el amor por la lectura, pero me gané unos minutos sin protestas sindicales.

Y algunos hasta tienen el poder de convertirse en objetos animados. Cuando tenía 16 años, un amigo me prestó It de Stephen King, me daba tanto miedo que a la noche, lo guardaba adentro del placard y fuera de mi vista. Debo confesar, que no pude terminarlo.

Y ahora los libros, también tienen alas y viajan por el mundo, literalmente. Hace más de diez años comenzó el movimiento Bookcrossing, que es la práctica de dejar libros en lugares públicos para que los encuentren otros lectores que después harán lo mismo.
Si encontrás un libro de bookcrossing y querés seguirle la pista, entrás acá escribís el código BCID que tiene cada libro y sabés por donde anduvo.

El sábado 20 de abril La Usina Cultural Saenz Peña se suma a la movida, así que si estás con ganas, pasá con tu libro en mano y llevate otro. Para más datos, click acá

¿habrá algo más lindo que encontrar un libro inesperado?
¿les pasó?
¿estarían dispuestos a liberar un libro suyo?
¿qué libro eligirían para dejar o querrían encontrar?