Quiero compartir todo sobre el viaje a Brasil porque es increíble conocer el lado B, la parte que no vemos de todo el proceso para que llegue el cafecito que nos tomamos todas las mañanas desde una plantación en Linhares hasta nuestra mesa.

Viajamos a Brasil por tres días, invitados por Nescafé con Ximena Sáenz de Cocineros Argentinos (no saben lo divina, simpática y divertida que es!) y su camarógrafo buena onda Mauro, para cubrir todo para la tele, Mauricio periodista de InfoBae, Silvina de Vanidades (conoce a todos los famosos de Hollywood, la maté a preguntas!) Yu Sheng Liao de la revista U like it, la gente de Nescafé y de Porter Novelli y Santi el fotógrafo de toda la aventura. Más todo lo mismo de  Portugal. Teníamos como un doble de cada cosa, versión portuguesa. 

El lugar es Linhares en el estado de Vittoria en Brasil (avión a Río, avión a Vittoria, dos horas de bondi a Linhares, no se crean que es cerquita).

El primer punto de nuestro recorrido fue un vivero donde desarrollan las mejores plantas de café, todos los cuidados de cada planta, reproducción y nuevas formas de cultivo para que sean más saludables y a la vez eficiente su transporte.


De ahí a la fazenda (amo la palabra, no pude parar de decirla para ejercitar mi portuñol). En la fazenda vimos las plantas en todo su esplendor, en el momento mismo de la cosecha. 

Se cosecha a mano, cortan las ramas que tienen el fruto, que luego es arrastado por una máquina que las transporta a otra zona de la fazenda donde se guardan en sacas (bolsas) y se envían al lugar donde luego las seleccionan.
 
El fruto del café es rojo por fuera y cuando le sacás la piel tiene un musílago (telita) dulce y parece un maní. No tiene ni sabor ni olor a café, como siempre yo colgada de la palmera no tenía ni idea de como era, pero me alegró no haberlo googleado porque todo me sorprendió para bien.
En la fazenda nos esperaron con una merienda increíble todo preparado por los dueños, panes, quesos caseros, mermaladas casera (de alfazema, ni idea que es) confituras, manteca casera, jugos de todo tipo y color y café por supuesto.  Nos contaron que son generaciones y generaciones que se dedican al café, que en general son negocios familiares y que más allá de la rentabilidad -hay años buenos y años durísimos como este que pasó que faltó el agua- el cultivo del café es amor y estilo de vida.
Además los brasileros son tan divinos y amables que no podés no pasarla genial.

Después de la fazenda, cata de café en el hotel. No se toma, se sorbe con ruido! (mi límite fue cuando el camarógrafo portugués quería filmarme haciendo estragos con el café) y despues se escupe. No saben que lindos estabamos todos! Esas fotos son SECRETAS. Después fuimos a comer y si, esa noche hubo caipis!
Al día siguiente, check out y a la planta de selección de café. Ahí llegan los granos de todo tipo y se seleccionan de acuerdo a la calidad, que tiene que ver con varios factores como tamaño, sabor, madurez, etc.

Hay distintos niveles de calidad para distintas marcas pero lo interesante es que todos los granos se utilizan ya que son vendidos a diferentes empresas de acuerdo con las especificaciones de calidad de cada una. Los de Nescafé son los más exigentes (no lo dijeron los de Nescafé, lo dijeron los de la planta!) y si bien la selección la hacen máquinas se toman muestras de todas las partidas y se hace un control de calidad manual de cada partida de café. 

Los que me siguen en Instagram vieron que se transportan en esas bolsas divinas (finalmente me dieron una!) que me traje a BA como un tesoro. 

Después de ahí, los granos se van a cada empresa (no lo vimos porque todo ese proceso queda en otra parte) donde son tostados. Después, se pueden torrar o no, hacer solubles o no de acuerdo a cada marca y producto específico.

De ahí nos fuimos a comer de despedida y a Buenos Aires!
La pasamos genial, nos divertimos muchísimo, aprendí cosas geniales, me reí mucho y sobre todo me quedé feliz por la experiencia.

Ahora valoro mucho más el café que tomo cada mañana, se el amor que le pone el señor que cultiva las plantas, el que las hace crecer, como se selecciona cada grano, en un trabajo que es a la vez muy profesional y también muy artesanal que lleva mucho de familia, tierra e historia.

(foto de Santi Mendez para el Estudio Luchia Puig)

 
 Brindo con una taza de café y gracias Nescafé por la invitación!
Una genialidad todos mis compañeros de viaje,
feliz de conocerlos,
buen martes,
M.