Desde París, partimos rumbo a Cannes que era nuestro destino final -nunca más vamos a poder escribirlo sin pensar en la película, no?- pasando por La Provence.
Primero estuvimos en Lyon la tercer ciudad más grande de Francia, justo a mitad de camino.
Para llegar a la catedral insistí en subir mil millones de escalones. El Pintor me quería matar pero cuando llegamos (casi moribundos) valió la pena, porque la vista era increíble. De paso bajamos tanto pain au chocolat.
  

La entrada al puente desde adentro de la ciudad amurallada.

También es conocida porque en en siglo XIV vivieron en Avignon 7 Papas y fue la sede del papado en esa época. Tontitos.

Cuando te metías por ahí, había una chica que tocaba el bandoneón, 100% realismo mágico.


Finalmente llegamos a Aix en Provence, una ciudad divina, llena de magia.
Por todo el camino se ven campos y campos de lavandas y vides.  La comida es increíble y si te gusta el pan, el queso y el vino esta región de Francia es el paraíso terrenal.

Conocer La Provence, era mi sueño y no puedo creer que ya fuimos y volvimos. 

Compré una mezcla de hierbas famosa, Herbes de Provence (recomendación de Mechi)   
y voy a intentar reproducirlas en una receta para compartir
así soñamos por un ratito que estamos allá.

¿qué les parece?