El lunes fue el día del libro.  
El año pasado Eli hizo una fiesta de enlaces con el tema libros y pensé que este año se iba a repetir. Ya tenía el post pensado porque el año pasado, iba a escribir esta historia y después no sé, me olvidé y escribí otra cosa y dije, el año que viene.
Por supuesto, el día del libro, no hice el post alusivo pero siempre se puede festejar o hablar de libros, no?



La historia es así. 
Hace unos años, El Pintor tenía que viajar por dos días a Miami, por trabajo. Y muy amorosamente preguntó a cada integrante de la familia, que queríamos.
Mis hijos, hicieron los pedidos clásicos y yo, con cara de modesta y humilde (ya en ese momento pobre hombre tendría que haber sospechado) dije:
"yo solamente quiero un libro" 
Bueno, me dice, pero como voy a estar tan poquito tiempo, compralo en Amazon y mandalo a la oficina de allá.
Ok, dije yo y salí rauda a hacer este tipo de transacciones online de las cuales no soy muy amiga y sin embargo, resulté muy eficaz (otro momento para sospechar...)




Compro el libro, lo mando a la oficina, todos contentos.

Llega mi marido a Miami y me llama en un grito
"¿Vos sabés el tamaño del librito que compraste?
Por supuesto querida que va a ser LO UNICO que te lleve (para siempre)"






Jamás en la vida, se me ocurrió chequear el peso o la medida. ¿Cuánto puede medir un libro?

Un libro puede medir una valija entera
y exceder el límite de peso del equipaje, queridas amigas.