Ayer estaba de mal humor. Sin muchos motivos. Entre otras cosas porque se me rompió una taza de cuando era chiquita. Una taza setentosa por última vez vista en este post. Y quedó así. 




Y pensé lo mismo que deben estar pensando ustedes,  que no podía ser tan berreta de ponerme mal por la tacita cuando hay gente en Japón que perdió todo, todo, todo lo que tenía;  y me sentí peor. En mi defensa sólo puedo decir que mi mamá no guardaba nada y la taza es una de las poquitas cosas que tengo de recuerdo.

Igual me di cuenta que el mal humor no valía la pena. Así que inspirada por este post de Marcelina me hice una mayonesa de remolacha. 




¿no son muy lindas?

Cocinarlas hasta que estén bien blanditas y procesarlas con jugo de 1 limón, más sal, pimienta y ajo -sin ajo en mi caso-



 Siempre como a las corridas pero decidí ponerme una linda mesa y tomarme un rato. 





Se ve que tan buena onda le puse, que hasta llegó el pintor, totalmente de imprevisto y nunca viene al mediodía. Al final resultó un día buena onda y con moraleja!