La semana pasada me encontré con mi amiga Flora y me contó esta historia. Lo único que le dije fue: la tenés que escribir para Buenas Acciones SA. No se por qué, además me la imaginé como un corto de Pixar. Y Flora la comparte así:

" El otro día, venía en el tren Mitre de las 20:20 como casi todos los días y me saqué los zapatos tratando de aliviar mis pobres talones que estaban ya en carne viva de los zapatos nuevos. Estaba ahí sentada, tratando de aliviarme cuando un viejito que estaba sentado dos asientos más allá me llama: "Señorita..." cuando me doy vuelta me estaba dando una curita.

Lo primero que pensé fue que se me había caído de la cartera, pero después me dí cuenta de que no tenía más en la cartera, y que el señor me la estaba regalando. Le agradecí un poco confundida, porque en general uno se sorprende de estos actos, y me puse la curita en el talón derecho para después inspeccionar el estado del talón izquierdo, que estaba un poco mejor.

Entonces el viejito me vé, y me dice "¿El otro también?" y le dijo "Si, tengo un desastre" y me dió dos más!!!

No podía parar de agradecerle y sonreír. Realmente me cambió la vuelta a casa y no sólo por las curitas.

Antes de bajarme del tren le volví a agradecer y me dice "Está mejor?". Me lo quería llevar a mi casa o casarme con él, o ambas.

Después de estos gestos creo que volvemos a creer que el mundo tiene arreglo, y también nos inspiramos para tener buenas acciones anónimas con otros desconocidos."

Creo el cierre de Flora es perfecto. Las  buenas acciones anónimas inspiran y nos llenan de esperanza.
Espero que tengan un gran lunes y una semana con bellas acciones para dar y recibir.
M.