Diciembre, puede ser un mes de corridas, compras, colas, shoppings.
Pero también es un mes, para encontrarse con amigos, ver a la gente que querés, tomarse un respiro en el medio del huracán para mirar el año hacia atrás y lo que nos espera en el año nuevo lleno de promesas.
Y en estos días hice esto último, en tres lugares distintos, que recomiendo visitar.

El primero es Oui Oui y me van a decir, pero no descubriste nada nuevo. Y no, pero fui por primera vez y me encantó.


Me senté en la ventana, mirando una vereda bien porteña, acompañada por esta flor

y tomando esta limonada riquísima
(yo pido en todos lados limonada y la verdad, esta es una de las mejores que probé)
y por un rato

el caos navideño de pedidos y pendientes
me dio un rato de paz.

Otro día, camino a una reunión pasé por la puerta de Masamadre
y con esta vidriera me resultó irresistible

No tenía tiempo para quedarme a comer

pero entré, compré un pan casero y

me prometí volver

El último es Malvón.
Fuimos con Guada, que vino por unos días de visita a Buenos Aires. Las dos elegimos dejar todos los compromisos y tomarnos un ratito para vernos

en este patio

el pajarito de la casita 22, escuchó todos los chismes


La limonada, pésima y tardaron 45 minutos en traernos lo que pedimos porque ups, se olvidaron.
Pero a su favor, la comida es espectacular y recomiendo el brunch, que es pantagruélico.

No me encontré con todas las personas que quiero
y que me hubiera gustado ver,
no me tomé los suficientes minutos de paz y calma
pero estos tres valieron la pena
y quería compartirlos acá,


ustedes
¿los conocen?
¿les gustan?
¿cómo vienen en la búsqueda de paz en la tormenta de fin de año?