Muchos de los comentarios en los posts pasados de la MiniPYMEr, hacían referencia a la dificultad de combinar trabajo formal y emprendimiento.
Por ese motivo, enlisté a Vero, que es especialista en coordinar ambos, con estilo y sin perder su buen humor en el intento y acá va su historia.


Organización, Orden y progreso

Cuando Marina me pidió que le cuente cómo se hace para compatibilizar un trabajo formal y un emprendimiento (ó sea  dos trabajos), lo primero que le dije riéndome fue  “No se puede”.  Pero ella, que es insistidora y perseverante  volvió a la carga: “Sí se puede, vos podés, contáme cómo es aunque sea terrible”. Y acá estoy. Voy a contar cómo hago. Sé que muchas se van a desalentar  y otras se sentirán identificadas y con ganas de intentarlo.
La realidad es que El Pez Punteado nació un poco con la idea de ser un ingreso alternativo hace dos años atrás cuando peligraba mi laburo. No sólo eso no sucedió, sino que logré mejorar mi situación en la institución donde trabajo. Eso me da una perspectiva de estabilidad muy importante, que sumadas a algunas circunstancias más, hacen que yo no vea como opción, por lo menos en el mediano plazo, dejar mi trabajo formal. Mi horario es de 9 a 15. Piola.
Entonces, el Pez se encargó de hacerse espacios. Esto es lo mismo que decir, hago cosas en todo el tiempo libre que me queda. Le robo horas al sueño. Laburo los fines de semana. Me levanto muy temprano. Pido ayuda a mi mamá, mis amigas y a mi marido.
Y a veces lloro.
La cuestión principal para lograrlo, en mi caso fue ir de menor a mayor. Y por supuesto la ORGANIZACIÓN.
O sea, mi capacidad de producción siempre fue directamente proporcional a mi nivel de organización. Y por suerte fue creciendo progresivamente. Mi techo se va corriendo a medida que voy logrando sistematizar algunas cosas. Aún siendo un laburo bastante artesanal y teniendo muchos productos personalizados (como los almohadones con nombre y los all you need), voy logrando a través de catálogos de telas, mails tipo y sobretodo decir que NO a lo que no puedo, optimizar tiempos.
Para ayudarme uso, bloc de notas para pedidos y una pizarra grande con la semana a la vista (eso incluye sábados y domingos)  donde anoto las entregas de la semana y  una columna que dice “Comprar”  cosa que generalmente  hago los viernes, pero puede variar. Por suerte entre mi casa y mi laburo está Once. Muchas veces me escapo en el horario del almuerzo a comprar alguna cosa que necesito ó en el lapso que va de las 15 a las 16 que es mi hora tope para calcular lo que tardo en llegar a Palermo, estacionar e ir a buscar a mi hija al jardín que sale a las 17. El entrenamiento de saber dónde comprar ya está listo. Al principio se pierde mucho tiempo, hasta que conoces a cada proveedor. Pero es un paso inevitable. Acá hay que pelarse el lomo hasta encontrar precio y calidad. No hay fórmulas. Es calle gastada.
Trato también de tomar pedidos de lunes a jueves y el viernes que es el día que puedo acostarme bien tarde, corto todo lo que necesito mandar el lunes a la costurera. Que a veces es lunes  y a  veces es sábado.
Todos los días intento resolver UNA cosa. Por ejemplo. Me anoto en la agenda. HOY imprimir tarjetitas. Las mando por mail a los chicos que imprimen enfrente de mi casa y les digo que a las 17 paso a buscarlas.
HOY ordenar las telas por color. HOY  poner al día los mails HOY sacar fotos. HOY publicar cosas nuevas. (antes tenía la rutina de hacerlo todos los domingos  a la noche pero eso fue cambiando. Igual estaría bueno tener un día fijo, me ordenaría mas)
Después de probar todos,  me di cuenta que es el método que me funciona. Una cosa por día. Igual que con mi casa, donde actualmente no me ayuda nadie.  Hoy baños. Hoy ropa. Hoy súper. Hoy cocinar. Hoy bañarse. Ah no eso no! Já. Y por supuesto que hay días que no hago nada. QUE NO TENGO GANAS NI FUERZA. Y QUE NECESITO SÓLO VER LA TELE!
En el medio de todo esto está mi hija, de 6 años, que al principio odiaba los almohadones. Las dos fuimos poniéndonos límites mutuamente. Yo sé que hay días que sólo voy a pasear con ella y no voy a hacer nada  y otros en que  con tal de que me deje trabajar un poco, le regalo una bolsa de telas para sus muñecas. La Kiki se adaptó a tener una mamá y a un papá muy  laburantes. Y nosotros nos adaptamos a ella y a no transar con cosas importantes como la rutina de la cena, el baño y  el cuento de la noche antes de dormirse. Todos convivimos en paz. 
Y mucho tuvo que ver  con esto, el espacio físico. Eso lo pudimos resolver  el año pasado cuando nos mudamos. Ahora el Pez tiene su propia habitación. Chiquita, pero simpática. Desde ahí logré también ser más organizada y no perder tiempo deambulando por toda la casa cortando, armando paquetes, etc.  Tengo una mesa que uso para cortar y otra  con la compu  y estanterías con las telas. Si no está ordenado no se puede hacer nada. Así que esa es otra clave, EL ORDEN.
Todo suena lindo escrito, pero  la verdad que a veces se transforma en algo caótico y me dan ganas de tirar todo a la mierda- A veces me pregunto cómo hago con todo y además tengo amigas, y viajo a Rosario y salgo y disfruto “tanto” de la vida. Supongo que la clave son las ganas. Cuando tenés  ganas y sueños, difícilmente no le encuentres la vuelta a las cosas.-



Gracias Vero, por compartir acá toda tu experiencia,
valió la pena la insistencia, 

no les parece?