Llegaron los alcauciles a la verdulería y soy feliz.
Podría pasar el resto de mi vida, comiendo solamente alcauciles. Me encantan.

No sé si ya lo conté acá, pero cuando recién nos casamos con El Pintor, no teníamos un peso. Literal.

Y él, en vez de traerme flores, me traía alcauciles. Ahora y para siempre, los alcauciles están ligados en mi memoria a esa imagen. Abrir la puerta de mi departamento y encontrar a mi marido con un ramo de alcauciles.

El amor, no es amor, sin un ramo de alcauciles....


¿A ustedes no les pasa con alguna comida?
¿Para siempre ligada a un lindo recuerdo?
¿Cuál?



Les deseo una martes con ramos de amor, 
en la forma que quieran llegar
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