Desde hace unos días, ya teníamos planificado salir a correr esta mañana.
A las 7.30, aunque ahora no lo parezca era un día divino con sol radiante. Dejamos a los chicos en el colegio y partimos con el pintor. Siempre dejamos el auto en el mismo lugar y desde ahí salimos. El cielo ya estaba negro pero dije: "seguro que no llueve, pasa de largo". Exactamente a la mitad de camino, se largó a llover. Primero una lloviznita linda, que te da pilas. Se me ocurre decir "así me gusta correr, refresca. Igual, no va a llover más que esto". Se ve que alguien estaba escuchando porque en ese instante, se largó con toda. Truenos, relámpagos y como estar abajo de la ducha. Primero un poco puteás. Después como no queda otra terminás relajandote y dejandote llevar. Llegamos al auto empapados pero muertos de la risa. 

¿A qué viene todo esto?
Primero, que nunca jamás deben confiar en mis predicciones ni debo apostar al Quini.
Pero más importante aún es que a veces hago planes y quiero que se concreten tal cual. "Me gusta cuando un plan se concreta" diría el Sr. Brigada A.
Pero también me sirvió para recordar que a veces hay que dejarse llevar. Los mejores planes pueden fallar y sin embargo también se pueden transformar en una inolvidable corrida bajo la lluvia.

Espero que tengan un a semana llena de grandes planes y también buenos imprevistos,

¿la vida te sorprendió recientemente?