La semana pasada vino María a buscar su premio.


Y la verdad, es que la afortunada fui yo. Llegó cual rey mago y no pude evitar sacar fotos para documentarlo, aunque fueron con el teléfono y se ven bastante mal.



María es tan amorosa, que cada una de las cosas que trajo fueron pensando en mí. Había leído que nunca probé los macarons y desplegó un surtido en la cajita más linda del mundo. Además, elegió el resto del contenido pensando en "son tan lindos que te van a gustar". 

Segunda cajita, "para el pintor". Por favor, el pintor ligando regalitos, quiero que sepan que se cree mil! María, el pintor hizo honor a las pavlovas y agradeció ampliamente.
Tomamos un super te, que fue mi almuerzo y para coronar pusimos la Tour d´Eiffel sobre la mesa y nos sentimos como en dos chicas en las calles de París.



Después de charlar sin parar y contarnos toda la vida en un ratito, María se despidió con otro regalo. Un libro divino (son su especialidad) con unas ilustraciones increíbles y una dedicatoria pensada Sólo para Mí.

¿Quién dijo que no nos conocíamos de antes?

Cuando volvía del taller, fui a buscar a los chicos al colegio y de ahí a llevarlos fútbol.
Volví a casa a las corridas, con mis tesoros bajo el brazo dispuesta a fotografiarlos antes de que se fuera la luz.

Yo sabía que si esperaba al día siguiente, no iba a tener objeto de fotografía (el libro si porque no se lo iban a comer!)
Así que a las apuradas, hice esta sesión de fotos.
Espero haberle hecho honor a los regalos de María y a las delicias increíbles de Les Croquants, que son una belleza para la vista y el paladar.

Acá están las fotos, espero que les gusten, buena semana
y...


chocolate + corazones = perfección





"el" libro con divina dedicatoria

pavlova de maracujá del pintor

cátedra de packaging



la bolsita "le croquant", sin palabras

 Gracias María por darme la alegría de conocerte.