Envalentonada por el espíritu romántico que proliferó estos días en todos los blogs,
decidí sorprender a mi marido con un alguito el lunes.
Corté un retazo de tela y lo pegué a un contact que a su vez pegué en el espejo a la altura de su cara. Ojo, notar que me levanté más temprano que él para sorprenderlo.
Es fácil para hacer, una idea simple, pero queda muy lindo.
Nota: las fotos siguen siendo sacadas por el teléfono!
Bueno, resulta, que yo esperaba que cuando se levantara, viniera corriendo a mis brazos, pero como no pasaba nada, me levanto y lo veo lo más pancho lavándose los dientes frente al espejo. 
No lo había visto!!!!!!!
El espíritu blogger sanvalentiniano no funcionó.

Si era un billete de U$s 100 lo veía seguro, 
no les parece?