Este año, además de tener un color nos propusimos que los meses tengan un tema y el de este mes es Aprender y por este motivo le pedimos a Sergio Moreno, director de Fundación Oficios que nos escriba un post.

¿Sabés cuantas horas pasaste en clases si terminaste la secundaria?
Más o menos 14.000 (contando el ciclo preescolar, primaria y secundaria).
Esas horas nos marcaron la importancia del respeto a los horarios, a los hábitos, a las normas de convivencia, que hay tiempo para recreos, para el deporte, al historia, la matemática, la cultura, hacer compañeros y amigos. Nos enseñaron que si no entendemos, podemos preguntar y esa es la chispa del descubrimiento. Que nuestra opinión merece ser escuchada, como la de los demás, y que hay distintas maneras de llegar a un resultado, entre otras tantas cosas que nos enseñan y no son parte de la clase, más conocido como currículum oculto. Fundamentalmente nos debería ayudar a ser autónomos, a pensar y a razonar por nosotros mismos.
Si la moneda de nuestra vida hubiera caído del otro lado y, sin importar el motivo, padeciéramos el abandono escolar prematuro. Tendríamos menos hábitos socialmente aceptados. Es probable que tengamos miedo a preguntar fundamentalmente porque “deberíamos saberlo” o nos quedaríamos callados para que no nos tilden de “burros”. Sería altamente probable que tuviéramos un vocabulario escaso para expresarnos y menos hábitos vinculados a nuestra capacidad para proyectarnos, pensar críticamente en nuestro lugar y nuestras oportunidades para nuestro desarrollo. 
También podría ser probable que nuestro ánimo y nuestra autoestima no sean óptimos. La pobreza material deshumaniza e invisibiliza. Quienes la padecen forman parte de un conjunto que el resto vemos como un todo, sin nombres propios, ni rostro.
¿Qué es lo que vemos? ¿Por qué estamos tan convencidos de lo que hacemos?
Solo el 56% de la población argentina en edad de trabajar tiene estudios secundarios o superiores finalizados. Este problema se torna muy grave, porque posteriormente las personas ven obstaculizadas las posteriores elecciones de calidad.
Vemos una realidad muy compleja para quienes no tienen estudios y un futuro que requiere de “cambiar” para poder obtener resultados distintos.
La educación, como dije antes, debería ayudarnos a descubrir nuestro interior, conocernos mejor y darnos herramientas para sacar a la superficie lo mejor de nosotros, como también a socializar, conocer a los demás y adaptarnos a las diferencias.
Las personas que se acercan a la Fundación Oficios a estudiar necesitan reparar su historia y su estima para poder volver a empezar. Reescribir su historia y que esa historia sea para sonreír frente al espejo y también para contarle a sus hijos. Ayudamos a las personas a recuperar su valor. 
¿Cómo lo hacemos enseñando oficios?
Observamos, escuchamos y estamos cerca de una realidad dinámica y cambiante. No obstante la enseñanza integral en oficios que nosotros dictamos tiene:
  • Un reconocimiento de la persona por su nombre, su historia, su lugar, sus capacidades y sus posibilidades
  • la certificación necesaria para el mundo del trabajo,
  • un lugar de fácil acceso (profesores trabajadores, herramientas y máquinas iguales, o muy parecidas, a las que usan cotidianamente)
  • un reconocimiento de lo que ya saben y pueden compartir en clase
  • el factor común de querer progresar y estar ahí por voluntad propia que comparten entre 20 y 25 personas
  • el esfuerzo de tener que cursar durante el tiempo libre, dejando horas de familia y/o amigos
  • la exigencia y el respeto que implica el hecho de que todos seamos adultos
  • el reconocimiento público en la entrega de diplomas
En todos estos años hemos visto progresar a mucha gente (más de 5.000 hombres y mujeres). Cada una de esas personas fue a su caja de íntima de seguridad, buscó sus últimos ahorros y depositó en nosotros su confianza. Nosotros hemos buscado docentes profesionales de su oficio y apasionados por enseñar. Siempre hemos exigido, a alumnos y a docentes, su compromiso y dedicación. De esta manera hemos devuelto aquel depósito de confianza inicial, con todo su capital más los intereses.
En este marco el 11 de marzo Fundación Oficios vuelve a abrir sus puertas, con la misma adrenalina, el mismo espíritu y empuje que aquel martes 17 de octubre de 2006.
El primer día de clases está repleto de emociones encontradas. Hemos escuchado el primer día un “no…me bajo, no voy a poder” que a fin de año se ha convertido en un “voy a cumplir el sueño de mi vida: ser plomero”
Pensamos a la educación integral en oficios como un espacio para igualar, tanto el acceso al conocimiento, como la autonomía, el pensamiento crítico y también lo pensamos como vehículo para acceder al “derecho a la libertad y a la búsqueda de la felicidad”.


Muchísimas gracias Sergio por este post, aprendo mucho de tu visión y el trabajo de la Fundación, espero que a ustedes también les haya gustado.